EL BANCO
Tuve, durante algunos años, la costumbre de ir a fumar detrás del Colegio Nacional antes de entrar a la cancha.
Tuve, durante algunos años, la costumbre de ir a fumar detrás del Colegio Nacional antes de entrar a la cancha.
Entre la parte posterior de los patios del colegio y un abandonado y antiguo edificio de alguna facultad, existe un pequeño monumento a alumnos de la universidad desaparecidos durante la noche de la dictadura.
Se trata de un banco de cemento y ladrillos semicircular que lleva pegadas en su contorno plaquetas con el nombre de los chicos secuestrados y muertos.
En ese lugar era inevitable pensar en la tragedia que ellos y sus familias vivieron y en lo baladí que resulta a su lado todo lo demás.
A medida que la cancha se tornaba más cercana, sin embargo, Estudiantes de La Plata volvía a ocupar el Universo en su totalidad desplazando todas las tristezas y todas las alegrías ajenas a su suerte.
DIALOGO CON ROCCO
En Avellaneda, caminando hacia el estacionamiento luego del partido en que triunfamos sobre All Boys, Rocco me interroga acerca del significado de algunas canciones que no llega a entender
Rocco: Papá, que significa "Oh, son los comegatos, son los putos de Rosario"
Comandante: Se hace burla a los rosarinos porque los más pobres de ellos comieron gatos, ya que no tenían plata para comprar comida Y algo le tenían que dar de comer a los chicos.
Rocco: Es una canción fea, papá. No la cantemos más
Comandante: Tenés razón, Rocco, no la cantemos más
SIMULACROS
En el supermercado Disco están a la venta unos tomates que son casi perfectos.
Son redondos, de un color parejo y sin manchas.
Solamente un detalle los separa de la excelencia: carecen de gusto.
El Estadio Ciudad de La Plata es casi perfecto. Se ve bien desde cualquier ubicación, cuenta un techo que lo hace único en Sudamérica y un plasma central inmenso.
Solamente un detalle lo separa de la excelencia: no es apto para jugar al fútbol.
Para mi asombro, los que disfrutan de estos simulacros son legión.
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